The month of September is dedicated to the Seven Sorrows of Mary. Devotion to the sorrows of the Virgin Mary dates from the twelfth century, when it made its appearance in monastic circles under the influence of St. Anselm and St. Bernard. The Cistercians and then the Servites undertook to propagate it. It became widespread in the fourteenth and especially the fifteenth centuries, particularly in the Rhineland and Flanders, where Confraternities of the Sorrowful Mother sprang up. It was in this context that the first liturgical formularies in her honor were composed. A provincial council of Mainz in 1423 made use of these in establishing a “Feast of the Sorrows of Mary” in reparation for Hussite profanations of her images.
In 1494 the feast appeared in Bruges, where the Precious Blood of Christ was venerated; later on it made its way into France. It did not, however, become widespread in France before Benedict XIII included it in the Roman Calendar in 1727 and assigned it to the Friday before Palm Sunday.
Some Churches had previously celebrated this feast during the Easter season. Others, however, celebrated the Joys of the Blessed Virgin during the Easter season, as is still done today at Braga. In some places it was entitled “Recollection of the Feasts and Joys of the Blessed Virgin Mary.”
Excerpted from The Church at Prayer, Vol. IV A.G. Martimort.
Fr. Faber on the Seven Sorrows: “God vouchsafed to select the very things about Him which are most incommunicable, and in a most mysteriously real way communicate them to her. See how He had already mixed her up with the eternal designs of creation, making her almost a partial cause and partial model of it. Our Lady’s co-operation in the redemption of the world gives us a fresh view of her magnificence. Neither the Immaculate Conception nor the Assumption will give us a higher idea of Mary’s exaltation than the title of co-redemptress. Her sorrows were not necessary for the redemption of the world, but in the counsels of God they were inseparable from it. They belong to the integrity of the divine plan. Are not Mary’s mysteries Jesus’ mysteries, and His mysteries hers? The truth appears to be that all the mysteries of Jesus and Mary were in God’s design as one mystery. Jesus Himself was Mary’s sorrow, seven times repeated, aggravated sevenfold. During the hours of the Passion, the offering of Jesus and the offering of Mary were tied in one. They kept pace together; they were made of the same materials; they were perfumed with kindred fragrance; they were lighted with the same fire; they were offered with kindred dispositions. The two things were one simultaneous oblation, interwoven each moment through the thickly crowded mysteries of that dread time, unto the eternal Father, out of two sinless hearts, that were the hearts of Son and Mother, for the sins of a guilty world which fell on them contrary to their merits, but according to their own free will. “ -Fr. Frederick Faber, The Foot of the Cross.
Lo Que Deberis Saber
El mes de septiembre está dedicado a los Siete Dolores de María. La devoción a los dolores de la Virgen María data del siglo XII, cuando hizo su aparición en los círculos monásticos bajo la influencia de San Anselmo y San Bernardo. Los cistercienses y luego los servitas se comprometieron a propagarlo. Se generalizó en el siglo XIV y especialmente en el XV, particularmente en Renania y Flandes, donde surgieron las Cofradías de la Madre Dolorosa. Fue en este contexto que se compusieron los primeros formularios litúrgicos en su honor. Un concilio provincial de Mainz en 1423 los utilizó para establecer una “Fiesta de los Dolores de María” en reparación por las profanaciones husitas de sus imágenes.
En 1494 apareció la fiesta en Brujas, donde se veneraba la Preciosa Sangre de Cristo; más tarde llegó a Francia. Sin embargo, no se generalizó en Francia hasta que Benedicto XIII lo incluyó en el calendario romano en 1727 y lo asignó al viernes anterior al Domingo de Ramos.
Algunas Iglesias habían celebrado anteriormente esta fiesta durante el tiempo pascual. Otros, en cambio, celebraban las alegrías de la Santísima Virgen durante el tiempo pascual, como todavía se hace hoy en Braga. En algunos lugares se tituló “Recuerdo de las Fiestas y Alegrías de la Santísima Virgen María”.
Extraído de La Iglesia en oración, vol. IV A.G. Martimort.
P. Faber sobre los Siete Dolores: “Dios se dignó seleccionar las cosas de Él que son más incomunicables, y de la manera más misteriosamente real comunicárselas a ella. Ved cómo Él ya la había mezclado con los designios eternos de la creación, convirtiéndola casi en causa parcial y modelo parcial de ella. La cooperación de Nuestra Señora en la redención del mundo nos da una nueva visión de su magnificencia. Ni la Inmaculada Concepción ni la Asunción nos darán una idea más elevada de la exaltación de María que el título de corredentora. Sus dolores no eran necesarios para la redención del mundo, pero en los consejos de Dios eran inseparables de él. Pertenecen a la integridad del plan divino. ¿No son los misterios de María los misterios de Jesús, y sus misterios los de ella? La verdad parece ser que todos los misterios de Jesús y María estaban en el diseño de Dios como un solo misterio. Jesús mismo fue el dolor de María, siete veces repetido, siete veces agravado. Durante las horas de la Pasión, la ofrenda de Jesús y la ofrenda de María estaban ligadas en una sola. Siguieron el ritmo juntos; estaban hechos de los mismos materiales; estaban perfumados con una fragancia afín; fueron encendidos con el mismo fuego; fueron ofrecidos con disposiciones afines. Las dos cosas eran una oblación simultánea, entretejida en cada momento a través de los densamente concurridos misterios de ese tiempo terrible, al Padre eterno, de dos corazones sin pecado, que eran los corazones del Hijo y la Madre, por los pecados de un mundo culpable que cayó. sobre ellos en contra de sus méritos, sino según su propia voluntad. “-P. Federico Faber, El pie de la cruz.