“I make myself a leper with the lepers, to gain all for Jesus Christ.”
Such are the words of the apostle to the lepers in Hawaii, St. Damien of Molokai.
Fr. Damien de Veuster was a Belgian priest who took the place of his sickly brother to travel to Hawaii in 1864. He began his work on ‘Devil’s Island,’ or Molokai in 1873. Molokai was a sequestered island for lepers. He was to give Christ’s love to the outcast, the sick and the dying until his death from leprosy on April 15, 1889.
Fr. Damien was the only priest on Devil’s Island for much of the time. He found hundreds of those afflicted with leprosy. Worse than the disease, he found people who had been rejected and outcast from civilization. It was a hopeless life surrounded by suffering. And, if death was imminent, why bother with morality? Damien found himself in a physical and spiritual wasteland.
What impact could he possibly have in such a setting?! How many secular-minded would fail to understand Fr. Damien’s reasons to give of his life to these suffering people. How many would wince at the constant stench and coughing? “Amen, I say to you, whatever you did for one of these least brothers of mine, you did for me.”
Damien took care of the people’s bodies and souls. One language of love is touch which he did often. He embraced them. He ate with them. He cleaned and bandaged their sores. He gave them Holy Communion. He anointed them. When Fr. Damien preached, he spoke of “we lepers,” long before he contracted the disease. Throughout, Damien maintained his cheerful disposition.
He prayed with his people. He offered Confession and the sacraments to them. His chapel overflowed – even after expansion.
Fr. Damien also built cottages and roads with the lepers. He organized musical groups to sing and play instruments. He taught his people to farm and raise animals. His people began to recognize their self-worth and dignity.
In 1888, the Englishman Edward Clifford visited Damien. “I had gone to Molokai expecting to find it scarcely less dreadful than hell itself,” Clifford wrote, “and the cheerful people, the lovely landscapes, and comparatively painless life were all surprises. These poor people seemed singularly happy.”
Robert Louis Stevenson wrote a tremendous defense of Fr. Damien in 1889. It is well worth the read.
St. Damien’s feast day is May 10th.
God bless,
FRVW
“Me hago leproso con los leprosos, para ganar todo por Jesucristo”.
Tales son las palabras del apóstol de los leprosos en Hawái, San Damián de Molokai.
El Padre Damián De Veuster fue un sacerdote belga que tomó el lugar de su hermano enfermizo para viajar a Hawái en 1864. El comenzó su obra en la ‘Isla del Diablo’ o Molokai en 1973. Molokai era una isla aislada para los leprosos. Él iba a darles el amor de Dios a los marginados, los enfermos y moribundos hasta su muerte por lepra el 15 de abril de 1889.
El Padre Damián fue el único sacerdote de la Isla del Diablo durante mucho tiempo. Él encontró cientos de aquellos afectados por la lepra. Peor que la enfermedad, el encontró gente que había sido marginada y rechazada por la civilización. Era una vida sin esperanza rodeada por el sufrimiento. Y, si la muerte era inminente, ¿para qué preocuparse de la moralidad? Damián se encontró en una tierra física y espiritualmente árida.
¡¿Qué impacto podría tener el en tal escenario?! Cuántos con una mente seglar fallan en entender las razones del Padre Damián para dar su vida por esas personas con sufrimientos. ¿Cuántos se retuercen de horror ante un constante olor pestilente y tos? “Amén, les digo, lo que hagan por estos hermanos pequeños míos, lo hicieron por mí.”
Damián cuidó de las almas y cuerpos de las personas. Uno de los lenguajes del amor es con el tacto, y él los tocaba a menudo. Él los abrazó. Él comió con ellos. Él limpió y curó sus heridas. Él les dio la Sagrada Comunión. Él los ungió. Cuando el Padre Damián predicaba, él hablaba de “nosotros los leprosos”, mucho antes de contraer la enfermedad. A lo largo del tiempo el mantuvo su alegre disposición.
Él rezó con su gente. Él les ofreció los sacramentos y Confesión. Su capilla estaba llena – aún después de expandirla.
El Padre Damián también construyó cabañas y carreteras con los leprosos. Él organizó grupos musicales para cantar y tocar instrumentos. Él les enseñó a cultivar la tierra y a criar animales. Su gente comenzó a reconocer su propio valor y dignidad.
En 1888, en inglés Edward Clifford visito a Damián. “He ido a Molokai esperando encontrarla escasamente menos terrible que el infierno mismo”, Clifford escribió, “y fue una sorpresa encontrar gente feliz, hermosos paisajes, y vida relativamente sin dolor. Esta pobre gente parecía singularmente feliz”.
Robert Louis Stevenson escribió una tremenda defensa del Padre Damián en 1889. Vale la pena leerla.
El día de la Fiesta del Padre Damián es el 10 de mayo.
Dios los bendiga,
FRVW