Since man is both a spiritual and physical being, the Church provides for the needs of man in his everyday life. The Church’s liturgy and feasts in many areas reflect the four seasons of the year (spring, summer, fall and winter). The months of August, September, October and November are part of the harvest season, and as Christians we recall God’s constant protection over his people and give thanksgiving for the year’s harvest.
The September Ember Days were particularly focused on the end of the harvest season and thanksgiving to God for the season. Ember Days were three days (Wednesday, Friday and Saturday) set aside by the Church for prayer, fasting and almsgiving at the beginning of each of the four seasons of the year. The ember days fell after December 13, the feast of St. Lucy (winter), after the First Sunday of Lent (spring), after Pentecost Sunday (summer), and after September 14, the feast of the Exaltation of the Holy Cross, after the Third Sunday of September (autumn). These weeks were known as the quattor tempora, the “four seasons.”
Since the late 5th century, the Ember Days were also the preferred dates for ordination of priests. So during these times the Church had a threefold focus: (1) sanctifying each new season by turning to God through prayer, fasting and almsgiving; (2) giving thanks to God for the various harvests of each season; and (3) praying for the newly ordained and for future vocations to the priesthood and religious life.
Since the reorganization of the Roman calendar in 1969 after the Second Vatican Council, Ember Days are still retained in principle, but how and when they are to be observed is at the discretion of each country’s Episcopal Conference. There is no longer set Mass readings for the Ember Days in the current Roman Missal.
Another harvest feast is September 29, the Feast of the Archangels Michael, Gabriel and Raphael. Before the revision of the calendar, this used to be only the feast of St. Michael. In many countries this day was referred to as “Michaelmas” and celebrated with traditional foods and customs. –By Jennifer Gregory Miller
Explanation of Ember Days
Three days set apart for fasting, abstinence, and prayer during each of the four seasons of the year. They were the Wednesday, Friday and Saturday after St. Lucy (or Lucia, d. 304) (December 13), the First Sunday of Lent, Pentecost, and the feast of the Holy Cross (September 14). Since the revision of the Roman calendar in 1969, Ember Days are to be observed at the discretion of the National Conference of Bishops. Moreover, their observance may be extended beyond three days and even repeated during the year. Possibly occasioned by the agricultural feasts of ancient Rome, they came to be observed by Christians for the sanctification of the different seasons of the year, and for obtaining God’s blessing on the clergy to be ordained during the Embertides. (Etym. Anglo-Saxon oemerge, ashes.) —Modern Catholic Dictionary by John A. Hardon, SJ, Doubleday, 1980.
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Cosas que Deberías Saber: Mes de la cosecha
Dado que el hombre es un ser espiritual y físico, la Iglesia provee para las necesidades del hombre en su vida diaria. La liturgia y las fiestas de la Iglesia en muchas áreas reflejan las cuatro estaciones del año (primavera, verano, otoño e invierno). Los meses de agosto, septiembre, octubre y noviembre son parte de la temporada de cosecha, y como cristianos recordamos la protección constante de Dios sobre su pueblo y damos gracias por la cosecha del año.
Las Témporas de septiembre se centraban particularmente en el final de la temporada de cosecha y en la acción de gracias a Dios por la temporada. Las Témporas eran tres días (miércoles, viernes y sábado) reservados por la Iglesia para la oración, el ayuno y la limosna al comienzo de cada una de las cuatro estaciones del año. Las Témporas caían después del 13 de diciembre, fiesta de Santa Lucía (invierno), después del Primer Domingo de Cuaresma (primavera), después del Domingo de Pentecostés (verano), y después del 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, después del Tercer Domingo de septiembre (otoño). Estas semanas eran conocidas como el quattor tempora, las “cuatro estaciones”.
Desde finales del siglo V, las Témporas eran también las fechas preferidas para la ordenación de sacerdotes. Así que durante estos tiempos la Iglesia tenía un triple enfoque: (1) santificar cada nueva estación recurriendo a Dios a través de la oración, el ayuno y la limosna; (2) dar gracias a Dios por las diversas cosechas de cada estación; y (3) orar por los recién ordenados y por las futuras vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa.
Desde la reorganización del calendario romano en 1969 después del Concilio Vaticano II, los Días de Témporas se mantienen en principio, pero la forma y el momento de su celebración queda a criterio de la Conferencia Episcopal de cada país. Ya no hay lecturas fijas de la Misa para los Días de Témporas en el Misal Romano actual.
Otra fiesta de la cosecha es el 29 de septiembre, la fiesta de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Antes de la revisión del calendario, esta solía ser solo la fiesta de San Miguel. En muchos países, este día se conocía como “Michaelmas” y se celebraba con comidas y costumbres tradicionales. -Por Jennifer Gregory Miller
Explicación de los Días de Témporas
Tres días apartados para el ayuno, la abstinencia y la oración durante cada una de las cuatro estaciones del año. Eran el miércoles, viernes y sábado después de Santa Lucía (o Lucía, fallecida en el año 304) (13 de diciembre), el primer domingo de Cuaresma, Pentecostés y la fiesta de la Santa Cruz (14 de septiembre). Desde la revisión del calendario romano en 1969, las Témporas se observan a discreción de la Conferencia Nacional de Obispos. Además, su observancia puede extenderse más allá de tres días e incluso repetirse durante el año. Posiblemente ocasionadas por las fiestas agrícolas de la antigua Roma, llegaron a ser observadas por los cristianos para la santificación de las diferentes estaciones del año y para obtener la bendición de Dios sobre el clero que iba a ser ordenado durante las Témporas. (Etim. anglosajón oemerge, cenizas.) —Modern Catholic Dictionary de John A. Hardon, SJ, Doubleday, 1980.
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