The month of July is dedicated to the Precious Blood. The feast of the Precious Blood of our Lord was instituted in 1849 by Pius IX, but the devotion is as old as Christianity. The early Fathers say that the Church was born from the pierced side of Christ, and that the sacraments were brought forth through His Blood.
“The Precious Blood which we worship is the Blood which the Savior shed for us on Calvary and reassumed at His glorious Resurrection; it is the Blood which courses through the veins of His risen, glorified, living body at the right hand of God the Father in heaven; it is the Blood made present on our altars by the words of Consecration; it is the Blood which merited sanctifying grace for us and through it washes and beautifies our soul and inaugurates the beginning of eternal life in it.
Revealed in the Old Testament
Cain and Abel are making an offering. Abel’s sacrifice is pleasing to God, Cain’s is not. This gives rise to the sin of hatred, and fratricide is its resolution. The thirsting earth soaks up Abel’s blood as it shouts to heaven for vengeance. This shouting prefigured the scene on Calvary, where Christ’s Blood cried to heaven for the redemption of mankind.
Millenia pass, and now we see Israel oppressed by Egypt. God commands the people to kill a lamb and to sprinkle the doorposts with its blood; houses thus besprinkled are spared by the messenger of death. But where the doors are not reddened with the blood of the lamb, all male firstborns from king to slave die. This blood on the doorposts was a type of the Blood of Christ. Can the blood of a lamb save a man? No, but as a figure of the Redeemer’s Blood it certainly does. For when the Destroyer sees the thresholds of a human heart marked with Christ’s sacred Blood, he must pass by. And another soul is saved.
In a vision the prophet Isaias saw a man treading out grapes (in the Orient, trampling upon grapes in the wine-press was the usual means of extracting the juice). The prophet asked the man: “Why are your garments so red? “The wine-press I have trodden alone,” he answers, “because from the nations there is no one with me.” The trodder of the wine-press is Christ, His garments crimsoned by the Blood of redemption.
Excerpted from The Church’s Year of Grace , Pius Parsch and catholicculture.org
Come back next week to see how this devotion is fulfilled in the New Testament.
God bless,
Fr. Barkett
P.S. Please join Bishop Burbidge and myself on August 8th at 6:30PM for the new Pastor Installation Mass. A small reception will follow Mass, all are welcome!
El mes de julio está dedicado a la Preciosa Sangre. La fiesta de la Preciosa Sangre de Nuestro Señor fue instituida en 1849 por Pio IX, pero la devoción es tan antigua como la cristiandad. Los primeros Padres dicen que la Iglesia nació del costado perforado de Cristo, y que los sacramentos vinieron a través de su Sangre.
“La Preciosa Sangre que adoramos es la Sangre que Nuestro Señor derramó por nosotros en el Calvario y se reasumió en Su gloriosa Resurrección; es la Sangre que corre por las venas de Su cuerpo resucitado, glorificado, viviente a la derecho de Dios Padre en el Cielo; es la Sangre que se hace presente en nuestros altares a través de las palabras de Consagración; es la Sangre que mereció la gracia santificante para nosotros y por la cual se lava y se embellece nuestra alma e inaugura el comienzo de su vida eterna.
Revelado en el Antiguo Testamento
Caín y Abel están hacienda una ofrenda. El sacrificio de Abel es agradable para Dios, el de Caín no. Esto eleva el pecado de odio, y la resolución es el fratricidio. La tierra sedienta se empapa de la sangre de Abel y clama al Cielo por venganza. Este clamor prefigura la escena del Calvario, en donde la Sangre de Cristo llora al Cielo por la redención de la humanidad.
Un milenio pasa, y ahora vemos a Israel oprimido por Egipto. Dios ordena a su pueblo que mate un cordero y que rocíe el marco de las puertas con la sangre; las casas rociadas con la sangre eran perdonadas por el mensajero de la muerte. Pero las puertas que no tenían la marca de la sangre del cordero, sus primogénitos, desde el rey hasta el esclavo, morirían. Esta sangre en los marcos de las puertas era un tipo de la Sangre de Cristo. ¿La sangre de un cordero puede salvar al hombre? No, pero como figura de la Sangre del Redentor, ciertamente lo hace. Porque cuando el Destructor ve los umbrales de un corazón humano, marcado con la sagrada Sangre de Cristo, debe pasar de largo. Y otra alma es salvada.
En una visión, el profeta Isaías vio a un hombre pisando uvas (en el oriente, pisar uvas en la prensa de vino era el medio usual para extraer jugo). El profeta le pregunta al hombre: “¿Por qué tu ropa está tan roja?” “La prensa de vino que tengo, la he pisado solo”, él responde, “porque de todas las naciones, no hay nadie conmigo”. El que pisa la prensa de vino es Cristo, Su vestidura enrojecida por la Sangre de la redención.
Extraído de The Church’s Year of Grace, Pius Parsch y catholicculture.org
La próxima semana vamos a ver como esta devoción se cumple en el Nuevo Testamento.
Dios los bendiga,
Fr. Barkett
P.S. Únase al obispo Burbidge y a mí el 8 de agosto a las 6:30 p. m. para la misa de instalación del nuevo pastor. Después de la misa habrá una pequeña recepción, ¡todos son bienvenidos!
