On June 2, 1979 St. John Paul II returned to Poland for the first time as Pope. He spoke the following at Mass in Warsaw, Poland:
To Poland the Church brought Christ, the key to understanding that great and fundamental reality that is man. For man cannot be fully understood without Christ. Or rather, man is incapable of understanding himself fully without Christ. He cannot understand who he is, nor what his true dignity is, nor what his vocation is, nor what his final end is. He cannot understand any of this without Christ.
Therefore Christ cannot be kept out of the history of man in any part of the globe, at any longitude or latitude of geography. The exclusion of Christ from the history of man is an act against man. Without Christ it is impossible to understand the history of Poland, especially the history of the people who have passed or are passing through this land. The history of people. The history of the nation is above all the history of people. And the history of each person unfolds in Jesus Christ. In him it becomes the history of salvation.
The history of the nation deserves to be adequately appraised in the light of its contribution to the development of man and humanity, to intellect, heart and conscience. This is the deepest stream of culture. It is culture’s firmest support, its core, its strength. It is impossible without Christ to understand and appraise the contribution of the Polish nation to the development of man and his humanity in the past and its contribution today also: “This old oak tree has grown in such a way and has not been knocked down by any wind since its root is Christ” (Piotr Skarga, Kazania Sejmove IV, Biblioteka Narodowa, I, 70, p. 92). It is necessary to follow the traces of what, or rather who, Christ was for the sons and daughters of this land down the generations. Not only for those who openly believed in him and professed him with the faith of the Church, but also for those who appeared to be at a distance, outside the Church. For those who doubted or were opposed.
How many of our Founding Fathers in America were formed by their faith in God and Jesus Christ, His Son?! How many would like to wash history of Jesus Christ and the Catholic Church? How they would like to re-write it for their own devices? Others have tried. We only need look at the 20th century!
May Jesus Christ be praised, now and forever!
El 2 de junio de 1979 San Juan Pablo II regresaba a Polonia por primera vez como Papa. Él dijo lo siguiente durante la Misa en Varsovia, Polonia:
La Iglesia llevo a Polonia Cristo, es decir, la clave para comprender esa gran y fundamental realidad que es el hombre. No se puede de hecho comprender al hombre has el fondo sin Cristo. O más bien, el hombre no es capaz de comprenderse profundamente a sí mismo sin Cristo. No puede entender quién es, ni cuál es su verdadera dignidad, ni cuál es su vocación, ni su destino final. No puede entender todo esto sin Cristo.
Y por eso no se puede excluir a Cristo en la historia del hombre en ninguna parte del globo, ni en ninguna longitud y latitud geográfica. Excluir a Cristo de la historia del hombre es un acto contra el hombre. Sin Él no es posible entender la historia de Polonia, y sobre todo la historia de los hombres que han pasado o pasan por esta tierra. Historia de los hombres. La historia de la nación es sobre todo historia de los hombres. Y la historia de cada hombre se desarrolla en Jesucristo. En Él se hace historia de la salvación.
La historia de la nación merece una adecuada valoración según la aportación que ella ha dado al desarrollo del hombre y de la humanidad a la inteligencia, al corazón y a la conciencia. Esta es la corriente de cultura más profunda. Y es su apoyo más sólido. Su médula, su fuerza. Sin Cristo no es posible entender y valorar la aportación de la nación polaca al desarrollo del hombre y de su humanidad en el pasado y su aportación también hoy: “Este viejo encino ha crecido así y no lo ha abatido viento alguno, porque su raíz es Cristo” (Piotr Skarga, Kazania sejmoweIV, Biblioteca Narodowoa, I 70, pág. 92). Es necesario caminar siguiendo las huellas de lo que (o más bien, quien) fue Cristo. A través de las generaciones, para los hijos e hijas de esta tierra. Y esto no es solamente para aquellos que creyeron abiertamente en Él y lo han profesado con la fe de Iglesia, sino también para aquellos que aparentemente estaban alejados, fuera de la Iglesia. Para aquellos que dudaban o se oponían.
¡¿Cuántos de nuestros Padres Fundadores en los Estados Unidos fueron formados por su fe en Dios y Jesucristo, Su Hijo?! ¿Cuántos quisieran borrar la historia de Jesucristo y de la Iglesia Católica? ¿Cómo quisieran re-escribirla con sus propios medios? Otros han tratado. ¡Solo veamos el siglo XX!
Viva Cristo Rey, que Viva!