“And she gave birth to her first-born son and wrapped him in swaddling clothes, and laid him in a manger, because there was no place for them in the inn (Luke 2: 7).”
How good it is for all of us to recall and meditate upon the first Christmas: the travel, arrival and Birth of the Christ-Child.
How many of us have experienced the discomfort of many days of journeying through the elements of nature? Ask any mother in her final week of pregnancy what it would have been like to ride a donkey for many days?! How dirty must the trip to Bethlehem have been. How simple – no fast food or drive-thru or mini-van to pack with snacks.
Many of us have experienced traveling to be with family at Christmas – whether it be a college student returning home after the semester; or, a member in the military after many months or a year away. Isn’t the welcome home a bit different from that given to Mary and Joseph? No one greeted or helped Mary and Joseph – and this was the town of Joseph. He had relatives there. One mystic relates that Joseph returned to Mary practically in tears that none of his relatives would provide them a place for the Birth of the Christ-Child. Most were concerned with themselves: their plans, their shopping, their cooking and cleaning, etc.
Mary and Joseph find a stable for the Birth of the King of the Universe. A poor, cold, dirty, isolated stable. It was simple – there were no presents until the three wise men arrived. It was cold and dirty with few creaturely comforts. It was isolated from Bethlehem, yet it was peaceful, for it housed Jesus, the Prince of Peace.
In any other situation, this scene would cause one to pity and perhaps, even, avoid. How many flock to a Nativity Scene! How many are drawn to the simple, dirty stable! It is the Birth of the Redeemer, the Messiah Who will set His people free by His Death and Resurrection.
Do we not see a profound love between the Holy Family? Do we not see our worth that God would become truly man to Redeem us? Do we not see a joy that we all long to experience? Amidst the isolation do we not see a peace?
In the midst of a secular world that resembles Bethlehem in many ways, may we not find ourselves distracted this Christmas. May we greet the Baby Jesus, Mary and Joseph with spiritual gifts of prayer, penance and works of love. May we warm them with our loving hearts rather than leave them in the cold and isolation.
And, may we find true love, peace and joy as only the Christ-Child can give. The love, peace and joy that Mary and Joseph knew. The love, peace and joy that the world cannot give.
On behalf of Fr. Stefan, Fr. Bork, may each of you have a holy and joyful Christmas!
FRVW
“Y allí nació su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en el establo, porque no había alojamiento para ellos en el mesón (Lucas 2: 7).“
Qué bueno es para todos nosotros recordar y meditar sobre esta primera Navidad: el viaje, la llegada, y el Nacimiento del Niño-Cristo.
¿Cuántos de nosotros hemos experimentado la incomodidad de los elementos de la naturaleza de algunos días de viaje? ¡¿Pregúntenle a cualquier madre en sus últimas semanas de embarazo si viajarían en burro durante muchos días?! Que sucio debe haber sido el viaje a Belén. Que simple – sin comida rápida o autoservicio o una camioneta para empacar con refrigerios.
Muchos de nosotros hemos experimentado viajar para estar con la familia para Navidad – ya sea un estudiante regresando a casa después de un semestre; o un miembro de la milicia después de varios meses o un año lejos. ¿No es la bienvenida a casa un poquito diferente a la de María y José? – y éste era el pueblo de José. Él tenía familia allí. Un místico relata que José regresó con María prácticamente llorando porque ninguno de sus familiares les daría un lugar para el Nacimiento del Niño-Cristo. Muchos estaban preocupados con ellos mismos: sus planes, sus compras, su cocina y limpieza, etc.
María y José encontraron un establo para en Nacimiento del Rey del Universo. Un pobre, frio, sucio y aislado establo. Era simple – no habían regalos hasta que tres reyes magos llegaron. Estaba aislado de Belén, sin embargo era pacífico, porque alojaba a Jesús, el Príncipe de Paz.
En cualquier otra situación, esta escena causaría pena y a lo mejor se evitaría. ¡Cuántas multitudes se acercan a una Escena Navideña! ¡Cuántos son atraídos al simple y sucio establo! Es el Nacimiento del Redentor, del Mesías quien va a librar a Su pueblo a través de Su Muerte y Resurrección.
¿No vemos un profundo amor entre la Sagrada Familia? ¿No vemos nuestro valor en que Dios se va a convertir en verdadero hombre para Redimirnos? ¿No vemos la alegría que todos anhelamos experimentar? En medio del aislamiento, ¿no vemos la paz?
En medio de un mundo seglar que de muchas maneras se parece a Belén, ojalá que nosotros no nos encontremos distraídos esta Navidad. Ojalá que recibamos al Niño Jesús, a María y a José con los regalos espirituales de oración, penitencia y obras de amor. Que les demos calor con nuestros amorosos corazones en vez de dejarlos en el frío y el aislamiento.
Y, que encontremos verdadero amor, paz y felicidad como la que solo el Niño-Cristo puede dar. El amor, paz y alegría que María y José conocieron. El amor, paz y alegría que el mundo no puede dar.
De parte de los padres Bork, Stefan, ¡que cada uno de ustedes tenga una santa y feliz Navidad!
FRVW